19 feb 2008

Sonidos que curan

El sonido se ha utilizado desde tiempos inmemoriales con una finalidad que va mucho más allá de la mera musicalidad.
Son muchas las tradiciones en el mundo que muestran el sonido como una fuerza creadora primordial.
En el propio Génesis 1:3, tenemos: "Y Dios dijo: "Que se haga la Luz", y la Luz se hizo". El Creador pronuncia el nombre y así crea la Luz. De manera similar, el dios Thot en el antiguo Egipto pronunciaba el nombre de un objeto y así hacía que existiese.
Los antiguos textos Vedas de la India afirman: "Y al principio fue Brahma, con quien estaba la palabra", y fue el sonido (mantra) OM el medio por el cual se creó el universo.
De manera similar, en San Juan 1:1 aparece: "Y al principio fue la palabra".
Los aborígenes de Australia, cuyos relatos sobre la creación se remontan a casi 150.000 años, dicen que sus "ancestros totémicos vagabundearon por el continente durante el Tiempo de los Sueños cantando el nombre de todo lo que encontraron a su paso -pájaros, animales, plantas, rocas- y así, por medio del canto, crearon el mundo". Las leyendas de los indios hopi de norteamérica hablan de la Mujer Araña, que cantaba la canción de la creación a las formas inanimadas de la tierra y les daba vida. Y en el Popul Vuh de la tradición maya, los primeros hombres reales reciben la vida del poder único de la voz.

El uso de la música y el sonido con una finalidad terapéutica y trascendente es tan antiguo como el hombre.
Se ha utilizado en las culturas chamánicas de todo el mundo, desde Siberia hasta África y América del Sur desde hace miles de años. Los chamanes utilizaban y utilizan ritmos firmes y repetitivos para entrar en estados alterados de conciencia y emprender un viaje mental con el objeto de obtener sabiduría o sanación. (Se ha comprobado que estos ritmos sostenidos en tambores alteran la actividad en muchas áreas sensoriales y motrices del cerebro que normalmente no se afectan.
Los aborígenes de Australia atribuyen al didgeridoo una antigüedad de 40.000 años. Mediante este instrumento de viento, consistente en una rama de eucalipto vaciada longitudinalmente y de forma natural por las termitas, curaban enfermedades y entraban en otros estados de conciencia.
En las antiguas escuelas de sabiduría de Egipto, Roma, Grecia, la India y otros centros de aprendizaje el conocimiento del sonido era una ciencia muy refinada basada en el entendimiento de la vibración como la principal fuerza causativa del universo. Como señala Jonathan Goldman en su obra Sonidos que sanan, "en las antiguas escuelas de Misterios, los sacerdotes y los magos eran también músicos. Muchos de los grandes científicos de la antigüedad, como Pitágoras, estaban versados también en conocimientos esotéricos. Su sabiduría provenía de una comprensión del universo que sólo en nuestros días ha entrado a formar parte de otros terrenos tales como el de la física cuántica, donde lo científico y lo espiritual pueden convertirse en una sola cosa."
Se sabe que Pitágoras (siglo VI a.C.) utilizaba la música y el sonido para la sanación. Llamaba a su método "medicina musical" y en su escuela de Crotona se enseñaban los secretos de la transmutación psíquica y de la sanación por medio del sonido y la música. Consideraba el Sonido como elemento esencial del universo. "Cada cuerpo celestial, de hecho cada átomo, produce un sonido particular debido a su movimiento, su ritmo o vibración. Todos estos sonidos o vibraciones componen una armonía universal, en la que cada elemento, sin perder su propia función y carácter, contribuye a la totalidad."

En la antigua Grecia Apolo era el dios de la música y de la medicina.
"Había templos de sanación en los que la música se consideraba la principal fuerza para armonizar el cuerpo y el espíritu y, de esta manera , sanar." (J.Goldman, Sonidos que sanan)
Los sacerdotes del antiguo Egipto conocían cómo utilizar el poder del sonido para despertar y reequilibrar los centros energéticos del cuerpo. En la tradición sufi gozan de una enorme riqueza y complejidad las aplicaciones del sonido para el bienestar físico y espiritual y para ellos es "Ghiza-I-ruh" ("alimento para el alma"). Por su parte la tradición hindú considera el cosmos entero como un "océano de vibraciones" y los Nad yoguis (maestros del sonido) han utilizado el poder de las vibraciones sonoras como un medio para sanar el cuerpo y alcanzar la más profunda esencia espiritual.
La tradición del budismo tibetano posee un enorme conocimiento del poder del sonido. Para ellos un maestro del Sonido "puede matar a lo que vive y resucitar a lo que está muerto…Cada ser y cada cosa tiene su propio sonido, pero este sonido varía dependiendo del estado del ser y de la cosa que produce el sonido en cada momento concreto. Todo consiste en un conjunto de átomos que bailan y producen sonidos con sus movimientos. Se dice que el viento creó las bases de nuestro mundo mediante un movimiento giratorio que produjo un Sonido. Éste combinó la forma y la materia, de donde emergieron las formas. Éstas, al moverse, produjeron otras a través del poder del sonido que habían hecho. Cada átomo canta incesantemente su propia canción… Y al igual que existen sonidos creativos, hay también sonidos que hacen que la materia se desintegre. Cualquiera que pueda producir ambos tipos de Sonido tiene el poder de crear y destruir a su antojo."
En la mitología navajo se cuenta también que fue "el viento el que dio al primer hombre y a la primera mujer la vida". Para los nativos americanos, la música es el "aliento de la vida", una parte intrínseca de su actividad espiritual, un vínculo directo con las fuerzas místicas inherentes a la naturaleza. "La nota de tu espíritu suena en los planos más altos, y los golpes que recibimos en el día a día vienen para comprobar si podemos resonar en la verdad. Para resonar en la verdad debemos estar en armonía con el sonido de Dios que está dentro de nosotros". Son palabras de Águila Blanca, nativo americano.

Son, pues, muchas las culturas y tradiciones en todo el mundo que han conocido el poder de la música y el sonido como un valioso medio de sanación y desarrollo espiritual. Tenían una concepción holística del ser humano. Creían que los males del cuerpo tenían una raíz más profunda. La enfermedad era para ellos una desarmonía en la energía de la persona relacionada con su espíritu. "Curiosamente" su concepción del universo se aproxima a los modernos avances del conocimiento científico. Consideraban lo que ellos llamaban espíritu como el elemento esencial, subyacente a todas las cosas, que en última instancia no son sino energía.
Los últimos descubrimientos en física cuántica (la física que estudia el universo atómico y subatómico) revelan que ya no es posible hablar de una partícula de materia esencial e indivisible como hasta ahora se había creído, sino de un "vacío" del que "espontáneamente" surge la primera partícula. Es decir, que hay una energía vibrando que al "condensarse", al vibrar a otra frecuencia, hace que surja la materia. La diferencia física entre sólidos, líquidos y gases se encuentra en la organización de la estructura atómica o molecular. Por ejemplo, tanto el diamante como el grafito, el elemento más duro del universo y el mineral más blando que se conoce, están compuestos exactamente por la misma materia prima: el carbono. Su diferencia estriba en que el diamante tiene una estructura molecular integrada tridimensional, mientras que en el grafito sus átomos se conectan de forma bidimensional .
En definitiva, el universo que conocemos no es más que un conglomerado de energía vibrando a diferentes velocidades, diferentes frecuencias. Y lo que aparentemente juzgamos como sólido es, en realidad, una ilusión. Incluso la distancia entre el núcleo y los electrones que componen los átomos de cualquier objeto es, proporcionalmente, enorme. Es decir, que están compuestos sobre todo de "vacío" o Akash, como dicen los hindúes, la energía esencial presente en todo el universo.

Se han hecho algunos experimentos que muestran de manera tangible la afectación directa del sonido sobre la materia. Ernst Chladni, científico alemán del s. XVII, conocido como el padre de la acústica, impresionó a los científicos franceses y la propio Napoleón en 1809. Para demostrar su tesis de que las vibraciones del sonido podían mover la materia, echó arena en un plato colocado en un pedestal y pasó luego un arco de violín por el borde del plato. Instantáneamente la arena se agrupaba formando preciosas formas geométricas, parecidas a un mandala.
El Dr. Hans Jenny, científico suizo, utilizó la tecnología del s. XX para construir una máquina que reproduce las imágenes del sonido. Estas imágenes a menudo recuerdan exquisitas composiciones caleidoscópicas, algunas de las cuales reproducen formas naturales, como copos de nieve, flores y espirales. "Curiosamente" el sonido del mantra OM produce una serie de rombos concéntricos entrelazados y triángulos dentro de un círculo perfecto, en una imagen muy similar al mantra tántrico budista, que representa las pulsaciones de la creación.

Créditos: Atanor y Macro Center.

OM (aum) VJ (veejay)



Entonación del nombre del Arcangel Miguel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias profundas por difundir esto