17 ago 2008

Autoconocimiento

Las esencias dones del Árbol de la Vida
por Brinda Mair


Las esencias dones del Árbol de la Vida que nos conecta con las Gracias del Edén, están presentes en nuestro cuerpo multidimensional con distintos grados de incidencia. Por consiguiente, también los tenemos en nuestro campo energético en nuestra vida de hoy.

Tal como un árbol de la Tierra, nuestro árbol de la vida propio tiene semillas, germina, da frutos, podemos cosechar y volver al Padre a través de él.

Hablemos de los dones que guardamos sin siquiera sospechar su existencia.

Las esencias dones en el estadio semilla, son los talentos que el Padre nos dio y con los que hemos venido a este espacio tiempo, que debemos hacer multiplicar usando de abono nuestros cuerpos inferiores, nuestro físico. Estas esencias están ligadas a la capacidad de aprehender nuestra realidad inmediata. La Ley del ritmo indica que el período mejor para hacerlo, llega hasta los 28 años.

Demos un ejemplo: supongamos que tenemos la semilla de la esencia don “renombre”. Venimos a trabajarla. De pequeños puede que seamos “renombrados” por algún hecho de nuestra personalidad. Tal vez porque seamos buenos alumnos o porque siempre nos reprendan.

Si la esencia crece con nosotros y adquirimos virtudes, al crecer daremos frutos de las esencias que tengamos en nuestro campo energético y si damos el tono, seremos “renombrados”.

Las esencias dones en el estadio germinación son aquellos talentos que podemos hacer desarrollar con más facilidad pero que no están arraigados aún en este espacio tiempo.

Vibran en la frecuencia inferior, más próxima a la realidad 3D de nuestro Plano Azul Original.

Las esencias de este período se integran a nuestro campo energético a partir de las múltiples experiencias de aprendizaje que nuestra Alma y los Ángeles del Destino, grabaron en nuestro Plano Azul Original para este espacio-tiempo. Nuestro Nombre Secreto nos ayudará a superar esas experiencias de aprendizaje y a atravesar el Alfa y el Omega de cada uno de ellos que los Elohims, frecuencias constructoras de Universos (realidades) crearon para darnos la oportunidad de aprender. Así nuestra plantita esencia don crecerá hasta fortalecerse enfrentando la marea cuartodimensional (4D) del Astral planetario, soportando las inclemencias producidas por los elementos, hasta alcanzar vibración crística y crecer.

En este momento, no sólo integraremos esas esencias dones germinación sino también las esencias dones fruto porque habremos aprendido y crecido espiritualmente.

Las esencias-dones fruto vienen con nosotros a este espacio-tiempo, ya formadas y fortalecidas como recompensa de otros espacios tiempo donde la esencia ya se trabajó y que están ligadas a este mismo espacio-tiempo-vida, pero tal como le ocurría a la zorra de la fábula de Esopo que pese a morir de hambre no podía llegar a las uvas que la hacían desear. Eso mismo nos ocurre a nosotros. Por más que tengamos “hambre de esencia-don”, no podremos disponer de ellas hasta tanto tengamos la altura espiritual suficiente como para alcanzarlas.

Demos un ejemplo: Supongamos que tenemos la esencia-don: “Talento y fortuna” desde que nacemos. Tal vez seamos un niño prodigio, pero al crecer seamos olvidados o bien, tengamos ráfagas de fortuna que se desvanecen sin comprender claramente por qué ocurre.

Son excepciones y no la regla general, los que se apartan de este contexto por su propio mérito y ello se debe a que en otros espacios-tiempo.

Esto se debe a que al no tener el crecimiento requerido como para alcanzar esta energía por mérito en este mismo espacio-tiempo, debemos esperar que el viento “sacuda el árbol con frutos de esta esencia”, cuando caen al suelo comeremos en abundancia durante algún tiempo, pero pasado éste, como no sembramos y simplemente recogimos del suelo, se acabará o se echará a perder porque cayó estando muy madura.

Deberemos entonces esperar que más fruta madura caiga sola del árbol o bien decidirnos a crecer para poder tomarla en su punto justo y en abundancia.

El tener frutos un árbol no quiere decir que su dueño esté dispuesto a compartirlos ni aún que él mismo como dijimos pueda utilizarlos para producir más al punto que sus semillas, sus germinaciones y sus frutos den una gran cosecha como para entregar al mundo.

Cuando se alcanza este punto vibratorio se llega a la jornada de la cosecha.

La edad que señala el camino sin regreso es a los 42 años. Si no se ha logrado integrar los estadios previos hasta esa fecha, se perderá la cosecha abundante. Se sobrevivirá pero no será como pudiera haber sido. ¿Qué frenó este impulso arrollador de dar frutos al mundo? Pues nada más que el miedo, el viejo conocido miedo.

Las nubes cuartodimensionales de los pensamientos y de las emociones no elaboradas, congestionarán el flujo de energía a nivel físico, con el bloqueo del chacra raíz y dará por resultado el no poder cosechar en abundancia.

Esa incapacidad de poder cosechar y de dar frutos al mundo, los volverá estériles y secará sus campos...

Muchos confundirán la cosecha con un servicio, porque no se atreverán a pensar que podían dar un tono alto y aspirar a más. Kármicamente eligieron ponerse un tope a sí mismos y repiten frases que creen luz como si la palabra muerta guardara en sí misma la vibración de la luz porque no creen, aunque lo repitan miles de veces, que la Luz también les es dada y no es Gracia de pocos y están ciegos de Espíritu.

Su Ego Espiritual como mariposas de la noche que confunden la luz artificial con el sol, lo mantiene sumido en la ilusión y arrastra consigo kármicamente a otros que entran en su flujo de energía, alimentándose de ellos por desconexión propia de la Fuente.

Creerán entonces que están cumpliendo con su misión cuando en realidad están quemando los últimos restos del naufragio para dar algo de calor a una realidad que se desmorona.

Liberémonos de la ilusión.

Recuperemos los dones que nuestro Padre desea que manifestemos en este espacio-tiempo.

Lo único que puede hacer el que ha caminado un poco más del camino es mostrar los baches que encontró, pero no podrá ni deberá cargarte.

Si lo hace, si tu Ego/Niño Interior que busca sentirse amado, especial y contenido, lo busca desesperadamente para asirse a él y el supuesto maestro con minúscula lo permite, apártate antes que des otro rodeo por el Laberinto.

Por los frutos conoceréis el árbol dijo el Maestro Jesús. No lo olvidemos.
La espiritualidad debe servir para vivir mejor nuestra vida.
La vida misma debe ser meditación y no un momento del día.

La conexión con tu Alma con el Espíritu en ti, te debe hacer vivir el Cielo en la Tierra.

Todo lo demás es ilusión, una gigante aula virtual tridimensional creada para aprender..

Que el Espíritu nos guíe Siempre

Brinda Mair

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