10 feb 2008

Ejercicio en grupo para perdonar



Acepte el hecho de que usted es Espíritu, creado por Dios, quien es amor, de modo que usted también fue creado por amor, en amor y para amar. Permita que las vibraciones de esta antigua canción Sánscrita que está escuchando entren a su corazón mientras se percata de que usted y Dios son sólo uno. Imagine que estas voces son las voces de los ángeles.
Usted fue creado por amor, en amor y para amar. Imagine que el propio Jesús lo está abrazando y reconozca que Jesús conoce sus faltas, sus errores, las veces que ha fallado. El ciertamente no nos considera errores a ninguno de nosotros, ni tampoco el Padre quien es tierno, compasivo, misericordioso, y muy comprensivo. Sienta cómo lo baña su luz Divina, sienta la brillantez mientras entra en esa luz y vive en esa luz. Parecería como si la pesada carga que llevamos sobre los hombros, la carga que hace que nos agachemos, se aligere poco a poco.
Póngase en contacto con su Yo sagrado, su verdadero éspíritu. Usted es un espíritu elegante que viene a casa. Respire profundo y piense que está respirando en el aliento de Dios. Mientras inhala diga "Padre" y al exhalar piense "amor". Usted está respirando en el Espíritu del Padre que llena al mundo entero y al exhalar está enviando al mundo el Espíritu del amor. Deje que Dios lo ame.
Al hacer esto, imagine que la mano de la persona que está junto a usted es la mano de Jesús. Mientras la toma, recuerde que a Jesús no le importa quien es usted, porque el está siempre ahí representando al Padre. Sintiendo su amor por usted al tiempo que usted siente la sonrisa de su rostro.
Ahora imagine que la luz sale de su corazón, baja por su brazo y sale por su mano para entrar directamente en la mano suya, sube por su brazo y va directo al corazón. Habitando en esa luz por un momento, sintiendo la dicha de ese momento, seguro de que Dios está con usted no en contra de usted.
En su imaginación, abra sus ojos y vea que Jesús no es el único que sostiene su mano ahora. El ha sido reemplazado por una persona que usted percibe como su enemigo, es esa persona con quien ha tenido un gran problema. Puede ser su padre, hermana, hermano o hijo, alguien con quien se enfrentó en el trabajo, un vecino. Vea a esa persona sosteniendo su mano ahora. Pero note que la misma luz de Jesús ahora está en usted, saliendo de su corazón siguiendo la ruta de su brazo, luego su mano, entrando a la mano de su enemigo subiendo por su brazo hasta su corazón. Simplemente deje que pase así. Aun si la persona está muerta esto tiene efecto. Y quizá usted le quiera decir a esta persona "Te perdono y te libero dentro de la luz".
Nuevamente imagine que la persona que toca su brazo es Jesús. El sonríe y usted también y siente una paz absoluta. Descanse un momento en ese sentimiento.
Quizá desee expresar gratitud a Dios, sin embargo usted se forma un concepto de Dios: "Gracias por la paz de este momento. Gracias por ayudarme a comenzar este proceso de curación. Gracias Dios por traerme junto a otros hermanos que también necesitan curación y quienes desean plenitud en su vida. Gracias por mostrarnos el camino, no tenemos que vivir mas en este túnel obscuro. La luz es amor y libertad y el proceso es perdón. Gracias Padre por tu Espíritu.

fragmento del libro "La oración y las cinco etapas de curación"




Perdonándose a si mismo

Cierre sus ojos e imagine que está nuevamente en su lugar favorito. En sus manos sostiene varias bolas de lodo , algunas grandes, otras pequeñas . Ellas representan la amargura y los resentimientos que tiene hacia ciertas personas quienes lo hirieron en el pasado; también pueden representar cosas que se ha hecho a usted mismo y que le llenan de verguenza. En este sitio favorito, llega nuevamente Jesús y esta vez trae un bote de basura plateado. Lo coloca frente a usted y le pide que vacíe el lodo de sus manos dentro del recipiente.
Mire a Jesús poner la tapa en el bote de basura, sellarlo con cinta adhesiva y atarlo a un ramillete de globos de helio de brillantes colores-- naranja, rojo, dorado, amarillo, azul--. Mientras los suelta, el bote plateado se eleva hasta el cielo y se dirige hacia el sol. Al entrar a los rayos solares desaparece completamente de la vista debido a que la luz es más brillante que el bote.
Ahora visualize a Jesús abrázandolo. Escúchelo susurrar en sus oídos, "Déjalo ir. Déjalo ir y apóyate en mi". Imáginese usted mismo recostado sobre Jesús respirando descansadamente. Se dará cuenta que todavía hay un poco de lodo en sus manos, pero no se preocupe por ello porque el Espíritu de Cristo está disponible cada día, al caminar con el Espíritu de luz, amor y perdón, usted está curado y es libre.
Relájese con esta experiencia y permita que el Espíritu de Cristo lo llene y lo haga consciente del amor por usted. El nunca lo va a abandonar.

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